“Cada ratito libre que tenemos, nos escapamos al río a pescar; nunca terminamos de aprender, estamos todo el tiempo como niños”

La pesca con mosca es un pasatiempo deportivo que incluye diferentes habilidades y equipos, entre los que se encuentran las cañas, líneas y moscas, y todos ellos funcionan como de un rompecabezas: el objetivo es ensamblar las piezas de la mejor manera para conseguir el objetivo final: la pesca. 

David Arakawa luego de una pesca exitosa en la Laguna Terraplén. Fuente: David Arakawa.

Durante los últimos años, la pesca con mosca, o fly fishing, creció a un ritmo acelerado y constante en la región: “al principio esta era una actividad para muy pocos pero con el tiempo se fue difundiendo, y hoy me alegra ver todos los días a personas, incluso chicos, con una caña de pescar”, aclara David Arakawa, quien es guía profesional de pesca con mosca dentro de la provincia del Chubut.

“Cuando empezamos no teníamos a nadie que nos enseñara. Había pocas personas en Esquel que se estaban formando con gente de Estados Unidos que venía a pescar y que no estaban interesados en enseñar, porque su tiempo era acotado, pero nosotros aprovechábamos cuando venía gente de afuera y nos transmitía sus conocimientos. Algo raro, porque tenemos el recurso de los ríos acá, y ellos venían solo una semana. Sin embargo, la actividad fue creciendo y hoy hay más de 20.000 pescadores en Argentina. Solamente en Trevelin y Esquel, hay 100 guías habilitados”, resalta.

“Lo que pone al pez en contacto con el pescador, es la mosca”

La variedad dentro de la caja de moscas. Fuente: David Arakawa.

La modalidad de fly fishing se divide en dos grandes partes: el arte y el deporte.

“Me llamó muchísimo la atención que esta artesanía, la mosca, la podía hacer yo en mi casa; no lo podía creer porque pensaba que era algo que se producía en una fábrica”, confiesa David.

Para crear una mosca se busca imitar lo que comen los peces, algo que varía en cada río y hace que los patrones de moscas sean innumerables. Cada pesquero cuanta con una alimentación diferente que los pescadores pueden imitar con sus moscas y esto abre un gran abanico de posibilidades. 

Diferentes tipos de ninfas: liebre, tugsteno y colita de Gallo de León. Fuente: David Arakawa.

“Cuando damos los cursos, siempre hacemos un curso de entomología, y en base a lo que vemos en el río armamos nuestras moscas. Estudiar entomología es una gran herramienta para el pescador, porque los insectos no han cambiado en años, por lo que debemos tener esas familias en nuestra caja de moscas. Siempre les digo a los alumnos que tenemos que preocuparnos por lo que vemos y tratar de imitarlo, que nuestra mosca sea la mejor imitación de lo que vemos en el río”, explica David.

Al momento de armar las moscas, lo importante es poder darles vida dentro del agua. El comportamiento de los materiales dentro del agua, y no afuera, es fundamental.

“A veces vamos a un fly shop y vemos una mosca preciosa, una gran imitación del insecto, pero resulta que cuando la tiramos al agua, lo que menos hace es imitar al bicho, entonces no sirve. Podemos tener el mejor equipo y haber hecho una gran inversión, pero si no tenemos la mosca correcta, no vamos a tener éxito”, sentencia Arakawa.

La Patagonia es reconocida como uno de los lugares más importantes en el mundo de la pesca con mosca

En el Parque Nacional Los Alerces, patrimonio mundial de la Humanidad, se inicia una cadena increíble de lagos y ríos que siempre están presentes en el recorrido de cualquier amante de la pesca. El trayecto empieza en El Lago Rivadavia que es un lugar emblemático para la actividad, como también el río que lleva el mismo nombre y encierra una pesca increíble y variada de truchas marrones, arcoíris y fontinalis, percas, que es un pez autóctono, y el salmón encerrado, el trofeo más buscado por todos los que se dedican a esta actividad.

Otro de los lagos más concurridos es el Lago Verde, que tiene un tamaño menor, pero es muy atractivo por las truchas marrones que alberga. El recorrido continúa por el río Arrayanes, de aguas cristalinas y una pesca extraordinaria, de arcoíris principalmente. En el medio existe un pequeño canal llamado Doña Rosa que exige una pesca muy técnica. Grandes pescadores lo han descripto como la universidad de la pesca, ya que sacar una sola trucha ahí, es un gran logro.

David y su trofeo en el canal Doña Rosa. Fuente: David Arakawa.

Después los pescadores eligen los ríos, entre ellos el río Grande, que tiene una pesca muy variada que cambia cada 200 metros y se pueden usar distintos recursos para sacar truchas marrones de ocho kilos, por ejemplo. Y finalmente ríos más chicos, como el Corintos, el Nant y Fall, el río Percey.

Trucha Arcoíris, en el río Nant y Fall. Fuente: David Arakawa.

“Tenemos ríos y lagos espectaculares, con características diferentes entre ellos y los pescadores pueden hacer distintas modalidades: pesca con seca, con ninfas, con streamer; ellos encuentran que acá pueden desarrollar cualquiera de estas pescas y sacar una gran variedad de peces. Esta diversidad hace que sea realmente atractivo para el pescador”, explica el guía.

Por otro lado, de la mano de la actividad pesquera, está el incremento del turismo en la zona.

“Trevelin está posicionado en un lugar privilegiado, porque existen lagos y ríos increíbles, y esta diversidad capta el interés de los pescadores”, resalta David. 

La zona de Trevelin y sus alrededores cuenta con seis Lodges de pesca que organizan grandes “operaciones pesqueras” que incluyen alojamiento, transporte, guías y degustación de comidas y bebidas típicas de la zona. “Esto es parte del pack que buscan los turistas: una buena gastronomía y la degustación de algún rico vino; por esto los Lodges son elegidos por gente de todo el mundo, algo que jerarquiza el recurso”, finaliza Arakawa. 

Ejemplar de trucha Fontinalis, capturada en el Lago Engaño. Fuente: David Arakawa.

Además, la pesca afecta de forma radical la actividad económica de la zona, porque incrementa el consumo de recursos como el combustible, los alimentos, y la mano de obra. Solo en una “operación” intervienen más de 45 personas, desde la gente que trabaja en el hotel, los guías, los auxiliares, el cocinero y los choferes.

Cuidados y recomendaciones

Los guías hacen mucho hincapié en el cuidado y el respeto por el medioambiente mediante técnicas de bajo impacto, como usar siempre los mismos senderos, recolectar y traer todo lo que llevan, incluso en la ropa que usan, que no sea de colores llamativos y no tenga un impacto visual tan evidente en el ambiente.

Con respecto a la pesca, se trata de lastimar lo menos posible al pez; no cansarlo hasta agotarlo sino tratar de sacarlo pronto y devolverlo rápido al agua.  

“Siempre trabajamos con pesca con devolución. Nosotros, en la pesca con mosca, tenemos un gran respeto por el recurso y la naturaleza y tratamos de causar el menor impacto posible en el medioambiente”, expresa Arakawa.

La temporada de pesca estaba habilitada desde noviembre hasta abril, y ahora se extendió un mes más. Se realizó un estudio de ambiente con el área técnica de Pesca Continental para comprobar si esto afecta al río  y a los peces y se comprobó que no, por lo tanto se habilitó la temporada hasta el mes de mayo.

Este mes adicional presenta nuevos desafíos, como la pesca de la trucha marrón en el río Grande.

“En mi vida la pesca con mosca es algo muy importante y lo quiero transmitir a los demás, por eso los cursos que damos, yo de manera particular, y también desde la Secretaria de Turismo que brindará tres cursos anuales, de forma gratuita.

Queremos que la gente se acerque, que no tenga prejuicios porque todos queremos disfrutar de esta hermosa actividad”, finaliza David.  

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